jueves, 30 de abril de 2015

Relato Corto: Vigilancia de otro tiempo




El coche me ha vuelto a dejar tirado, esto de tener que arreglarlo cada cierto tiempo es una puta basura. Estoy pensando seriamente en comprarme uno nuevo, pero no me atrevo a penetrar en una de esas cárceles sin barrotes llamadas bancos; capaces son de dejarme hasta sin pantalones si entro a pedir ayuda para comprarme un coche de esos indios o coreanos, tampoco pido un último modelo alemán.

martes, 28 de abril de 2015

Relato Corto: Rutina diaria



 - Cariño es la hora.

- Voy

- ¿Quieres que me levante contigo y te prepare el desayuno?

- No te molestes, que no son horas y luego no puedes coger el sueño. Tú sigue acostada que yo me haré el café, no te preocupes.

- Pero….

lunes, 27 de abril de 2015

Relato Corto: Generación vs Generación




Ayer por la noche estaba con mi padre tomándome unos vinos mientras veíamos un rato el partido de fútbol en la tele cuando se le ocurrió una idea:

- Hijo, ya que estás tres años en el paro y no parece que vaya a salir nada para lo que has estudiado, ni tampoco hay trabajo por la zona, sube al desván y busca las herramientas del abuelo.

- ¿Herramientas del abuelo?

- Si, seguro que tu madre las guardó en el desván y están en algunos de los baúles del fondo.

- Nunca me hablaste de mi abuelo.

- Murió antes de que tu nacieras, era una buena persona y muy trabajador.

- ¿A que se dedicaba papá? 

Relato Corto: ¿Vivir para trabajar?



- ¿Te queda el regalo que dan con El País?

- Ahora mismo no lo tengo, pero se lo pido y para el viernes lo tiene usted sin ningún tipo de problema. Dice con una sonrisa amplia.

- Muy bien guapa, que mi nieto está muy ilusionado con las toallas esas de Bob Esponja que regalan ¿Cómo le puede gustar tanto una esponja que habla?

viernes, 24 de abril de 2015

Relato Corto: Simplemente María



Uno de esos días en los que sólo la bebida y la soledad parecen el único remedio para aplacar esa depresión constante que azota al fracasado guardaba una sorpresa agradable, pero a la vez triste.

Caminado sin rumbo fijo,  más pendiente de que los agentes de la autoridad no se percaten de que la bolsa que llevo entre mis manos esconde una preciosa botella de whisky de 8 euros, me percato de una mujer que se encuentra estacionada en el banco de un parque y esconde sin disimulo varias latas de cerveza bajo su asiento.