El mejor momento de la vida de Carles Lianiaski es el de sacar la basura. Es el único en el que puede estar tranquilo con sus semejantes; los desperdicios y las inmundicias.
En un cubo de basura se pueden encontrar cosas curiosas, a través de los desperdicios puedes saber más de una persona concreta. Que le gusta comer, que productos de aseo usa o las cosas que ya no le interesan. Suena un poco a enfermo mental, sí, pero también hay personas que se dedican a especular con la muerte de los demás y son reconocidos en la sociedad.
Para Carles es un ‘lujo’ poder examinar la basura de sus vecinos disimuladamente mientras se fuma un pito. Es una manera cobarde y asquerosa de escapar del suplicio de su vida. Su mujer, su jefe, el alquiler, la bebida, todo ello lo empequeñecen hasta convertirlo en una babosa repugnante que vive de lo que recoge del suelo.