martes, 27 de abril de 2021

Dios le da pan al que no tiene dientes

 


El día 23 de abril está marcado en rojo en el calendario por cualquier amante de los libros. Una jornada en la que todas las ciudades, a pesar de su tamaño, facilitan a las librerías un espacio en sus calles para que los autores puedan presentarse en sociedad. De esta forma abandonan las fotos de las solapas y se muestran antes sus lectores, ya sean pasados o futuros, para demostrarles que no viven en una torre de marfil.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Vuelta al Teatro



Estoy tan feliz de volver mañana al teatro que me pueden los nervios. Ha pasado demasiado tiempo sin poder okupar esas escaleras con mi bicicleta y mi mochila para transportar comida a domicilio. En esta zona de la ciudad se concentran dos de los restaurantes favoritos de los niños de bien, esos que llenan mi franja de reparto de frenéticas idas y venidas.

domingo, 7 de febrero de 2021

Beef



Venga, vamos a ello. No es que sea difícil escribir una columna, lo que ocurre es que debes de tener algo que contar. Los rollos esos New Age del misticismo y la experiencia vital de uno mismo son muy Cool, pero si no sabes lo que significa la palabra vida no me vayas de gurú. 

La diferencia entre un “Modernpijo” y un ciudadano se puede apreciar a simple vista: mientras que tú fantaseas con la emperatriz infantil, los que nos lo curramos acabamos limpiando los retretes del periódico al que te invitan, cual Bukowski defenestrado por no formar parte de vuestra sociedad. Pasad, pasad y apreciad la vida real.

lunes, 18 de enero de 2021

Vaciaste el único banco del parque



El sol se resiste a dar el visto bueno al nuevo día, los rayos de luz pugnan con la niebla para alcanzar su meta. Los pocos que se aventuran a estas horas de la madrugada caminan con la cabeza gacha para no perder el camino hasta su trabajo. Son muchos los que detienen su viaje atraídos por el olor del café; el brebaje negro que impulsa al cuerpo para que pueda resistir el día a día.


Entre esta amalgama de viandantes se erige una figura que camina despacio, ya que no tiene un lugar al que dirigir sus pasos. Con gran esfuerzo empuja un carrito de la compra en el que esconde toda su vida. Uno de sus brazos transmite las pocas fuerzas que le quedan, mientras que el otro acarrea dos bolsas con lo necesario para fabricar su alcoba todos los días.

jueves, 26 de noviembre de 2020

El concierto

 


Abro la puerta del edificio, los obreros continúan con el  martillo neumático preparando la pared para el nuevo y moderno ascensor.  El ruido es atronador, las vibraciones se notan en todo el edificio. Me siento en el borde de la cama y  agacho la cabeza. Las lágrimas empiezan a caer al suelo: tengo 38 años, me acabo de quedar en paro y ni siquiera tengo una cartilla de ahorros.

Me seco las lágrimas, los hombres nunca deben lloran me decía mi difunto padre, y miro al póster gigantesco que cubre un agujero de la pared: Un concierto que nunca se celebró, un día que se suponía feliz y en el que decidiste apostar por la seguridad del jersey de coderas.

Se acaba la batería del teléfono móvil, el cargador está en el salón pero no tengo ganas de escuchar frases lastimeras de mis amigos. Agacho la cabeza y vuelven a aparecer las lágrimas, ya no sé ni llorar. Se escucha un ruido atronador y un obrero grita que ha cedido uno de los pilares principales.  Levanto la cabeza, el póster me abraza en su apacible oscuridad y me lleva a ese concierto que nunca se celebró. Sonrío.