sábado, 2 de julio de 2011

Relato Corto: "¿Buscas trabajo? No sueñes, sólo acéptalo"



“Ven a Buscatrabajo y encuentra el trabajo de tus sueños” Ante este anuncio, la verdad es que no puedo resistirme a ir por lo menos para informarme que pueden hacer con mi situación.

Tengo 35 años y estoy en paro, no tengo ninguna esperanza de trabajar por el momento, soy mayor para algunos trabajos, joven para otros, no tengo estudios para la mayoría pero, sobre todo, no poseo la experiencia suficiente.


Las esperanzas de poder trabajar se desvanecieron hace bastante tiempo, para todos los patronos siempre he sido demasiado soñador, he tenido demasiadas esperanzas, debería haber sido más realista, en definitiva, no he puesto los pies sobre la tierra todavía.

Llego a un edificio enorme y apagado, los colores no existen en el mundo de los desarraigados, sólo conocemos el gris y el negro. Muchas personas se congregan a sus puertas formando largas colas que rodean una y otra vez el establecimiento, por suerte, se me ocurrió pedir una cita previa y así no tener que perder toda una vida en la cola.

En la cola, desfigurada por el y venir de almas apenadas, puedes encontrarte toda clase de gente: madres con sus jóvenes hijos que vienen a pedir un trabajo por primera vez, hombres demasiado viejos para trabajar intentando coger ese último tren que nunca llega, personas con trajes elegantes que ahora solo son viejas carcasas roídas y desgastadas, en definitiva, un sinfín de gente venidas de diferentes lugares que buscan una oportunidad para salir de la miseria.

Al llevar una cita previa, directamente me convertí en un apestado, entré por la puerta que se encuentra justamente al lado de los que no tiene cita. Puedes ver que la marea de gente del exterior se alarga hacia dentro. Cuando llegó la hora en la que tenía la cita, sin más preámbulo, una voz inerte indicó mi número y la mesa donde correspondía.

- Buenos días señor…. Me dice un hombre uniformado y con una expresión de neutralidad en la cara, no expresaba nada, era el burócrata perfecto. Sin sentimientos, sin retrasos, no parecía tener mujer por el vacío de alhajas en sus dedos. La eficiencia hecha persona.

- Lianiaski, mi nombre es Lianiaski. Le digo al hombre del mostrador.

- Señor Lianiaki, deme el número de identificación por favor.

- El número es 2……. La diferencia entre un robot y un burócrata reside en que uno necesita electricidad para trabajar y el otro oxígeno.

- Muy bien señor Lianiaski, ya tengo toda su información personal. Le falta solamente la actualización del último año, vamos a completarla desde aquí, dígame donde trabajó y enséñeme los papeles, o sí por el contrario estudió algo.

- Pues el último año…… Me quedo pensando.

- Señor Lianiaski no tengo todo el día, dígame que le pongo en formación o trabajo este último año.

- El último año fui soñador.

- ¿Soñador?, muy bien señor Lianiaski.

Se pone como un loco a teclear y cliquear en el ordenador, cuando acaba me dice:

- Creo que tengo el trabajo perfecto para usted, vaya a esta dirección.

No me lo puedo creer, después de tanto tiempo esperando este momento, por fin tengo una oportunidad. Vamos a ver la dirección, parece que está en las afueras de la ciudad. Tendré que coger un autobús para ir hasta allí.

Al llegar pude ver un edificio gigantesco, rodeado por un muro. Me acerqué a la puerta y dije:

- Hola, soy Carles Lianiaski, me han mandado de buscatrabajo.

En el control de acceso se sitúa un guardia fornido, con una gorra negra que pone en letras doradas guarda.

- Espere un momento que llame al responsable.

Mientras, sigo observando el edificio, su arquitectura es totalmente regular, no guarda espacio a la imaginación, todas las ventanas está alineadas perfectamente y enrejadas para evitar posibles robos, además sólo se ve una puerta de entrada no demasiado grade para lo que es el edificio en sí. Veremos a ver lo que tengo que hacer aquí.

El guardia me indica que me acerque.

- Le están esperando en la entrada del edificio, puede pasar.

- Muchas gracias. Le digo.

Al entrar me recibe un hombre espigado con un gran bigote, nada mas verme sonríe y deja al descubierto tres dientes brillantes, oro sin duda, que destacan en una dentadura perfecta. Me observa tras unas gafas redondas y al acercarse me dice:

- ¿Es usted el Señor Lianiaski?

- Si

- Bienvenido al Jardín de la tranquilidad. Me dice.

- No ponía nada en la fachada del edificio.

Me pasa el brazo por los hombros, señala un pasillo y mientras me dirige hasta allí me dice:

- Lo sé, es que unos vándalos destrozaron el cartel anterior.

- Por eso las rejas ¿no?

- Pues claro señor Lianiaski, los niños están obsesionados con nuestra comunidad.

- Muy bien señor…. No me ha dicho su nombre ahora que me doy cuenta. Digo sorprendido

- Perdone mi falta de educación, tengo demasiado trabajo.

Se para y dándome la mano me dice:

- Me llamo Gunter Merkel

- ¿Qué nombre más raro no?, ¿de dónde es? Le pregunto.

- Soy de un pueblecito cerca del Bosque Negro, pero dejémonos de mí y hablemos un poco mas de usted.

- Muy bien señor Merkel. Pregúnteme lo que quiera.

- Mi amigo de buscatrabajo me comentó que es usted un soñador, ¿me equivoco?

- No, es exactamente lo que dije.

- Pues usted encajará perfectamente en nuestra comunidad. Me dice mientras señala una estancia al final del pasillo

Llegamos a una puerta blanca con un pequeño cristal que permite ver el interior, al penetrar en la estancia puedo ver una gran cama en uno de los lados, un armario y una mesa con una silla de oficina.

- Esta será su alojamiento durante todo el tiempo que trabaje con nosotros.

Mira su reloj de pulsera y me dice:

- Mira la hora que es, quédese esta noche aquí y mañana se va a casa que he visto que no ha venido en coche y no pasará ningún autobús hasta mañana.

- ¿El trabajo es mío? Le digo.

- Queda usted contratado. Mañana hablamos y firmamos todo el papeleo. Buenas noches. Me dice mientras sale de la habitación.

Abro los ojos al día siguiente y no puedo moverme, miro a mí alrededor y no estoy en la habitación en la que me había acostado. Esta es blanca y no tiene mobiliario alguno, solamente se ven cuatro cadenas en las esquinas de la habitación que están enganchadas a mí.

- ¡Socorro! ¡ Socorro! Grito desesperado.

- Señor Merkel ¿Qué está pasando aquí?

Nadie responde a mis gritos. Y sólo me queda sollozar esperando una respuesta. Todo parece desierto a mi alrededor, las horas pasa despacio y sin saber cómo caigo en un sueño profundo.

- ¡Señor Lianiaski! ¡Señor Lianiaski! ¡Despierte!

Abriendo lentamente mis ojos puedo observar una silueta espigada y un brillo familiar en ella.

- ¡Señor Merkel! Grito esperanzado

- Menos mal que ha venido, líbreme de esta locura.

- Tranquilícese, le voy a explicar su situación.

Le miro sorprendido. Un asistente le trae una silla y toma asiento frente a mí.

- Usted es un soñador, ¿no es así?

Asiento con la cabeza.

- Pues a mí me envían los soñadores para que los encauce.

Me quedo perplejo ante esta afirmación y le digo.

- ¿Encauzarme?

Suelta el brazo y me da una bofetada tremenda.

- Cállate y escucha lo que te voy a decir.

- En esta ciudad no queremos tipos como tú, ¿me entiendes?, los soñadores hacen que las personas normales tengan esperanzas en que todo puede ir bien. No podéis hacer eso, todo el mundo tiene que tener la sensación de que las cosas van mal, tienen que saberse pertenecientes a una clase social determinada y no les puedes dar esperanzas de ascenso. Arriba estamos nosotros y nadie puede llegar hasta aquí. Se levanta de la silla de forma nerviosa y señalándome con el dedo me dice.

- Sois desviados de la sociedad, si el propio sistema no os amolda lo debemos hacer nosotros, no me mires así, no me hables, no grites, olvida que existes. No estás muerto porque no somos unos asesinos, pero recuerda lo que te voy a decir. No volverás a soñar mientras nosotros controlemos el sistema.

Lo miro fijamente y le digo:

- Ponme una camisa de fuerza, átame a las paredes, enciérrame en la nada, aíslame de todo. Pero nunca conseguirás que deje de soñar.

5 comentarios:

  1. Yo también sueño. Me uno a Lianiaski. Los sueños no se han de quedar encerrados tras las rejas de una falsa cordura social petrificada

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  2. "La mayor nobleza de los hombres es la de levantar su obra en medio de la devastación, sosteniendola infatigablemente, a medio camino entre el desgarro y la belleza". Ernesto Sábato, en `Antes del fin´.

    "Ya no quedan locos, se murió aquel manchego, aquel estrafalarioo fantasma en el desierto. Todo el mundo está cuerdo, terrible, mosntruosamente cuerdo". León Felipe.

    "Vencereis, pero no convencereis". Miguel de Unamuno.

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  3. Muchas gracias a todos por los comentarios,le animan a uno a seguir con esto. Aunque no tengo mucho tiempo últimamente. Un abrazo a todos...

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  4. que bien es el estar vivo sin reconocerse que la respiración no la maneja esta suciedad exigente, en la esclavitud, de relacionarse en un estado zombi de no despertarse con quien combines tal relaciones, sin verte a ti mismo en silencios y mente reservadamente de memorias con perfumes cobertizos en ácidos. amargos

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