Si algún día tienes que irte de aquí hazlo por la puerta pequeña, que la grande hace demasiado ruido.
- ¡Eres una zorra!, dije mientras lanzaba una botella de cerveza vacía contra la pared.
- Soy una mujer con necesidades, y tú un hombre impotente.
- ¿Impotente? No, desilusionado.
- Sabías que esto podía ocurrir, no me vengas ahora con el cuento de macho herido, dijo mientras encendía un cigarro.
- Pues vete de aquí y no vuelvas, no me gusta tu presencia. Y deja de fumar de una vez dentro de casa. Dije mientras me sentaba en el borde de la cama.
- Para eso vine a verte… dijo mientras apagaba el cigarrillo en un cenicero.
- ¿Qué quieres?