Las 10:45de la noche y todo sigue igual. Al abrir la ventana el viento trae ese olor tan característico a Azahar. Mi vecino de arriba inunda mi tranquilidad con debates estúpidos de programas de cotilleos, mientras que mi vecino de enfrente interrumpe mis vistas con sus ejercicios quema grasas desde su balcón.
Busco entre el montón de discos el único que consigue paliar esta situación, un poco de Delta Blues a todo volumen mientras preparo la cena. Cojo el vinilo, enchufo el tocadiscos y lo pongo a 45 revoluciones, saco esta preciosidad de su funda y la coloco con sumo cuidado. El que nunca ha tenido uno entre sus manos, nunca ha sentido la música.