Estoy tan feliz de volver mañana al teatro que me pueden los nervios. Ha pasado demasiado tiempo sin poder okupar esas escaleras con mi bicicleta y mi mochila para transportar comida a domicilio. En esta zona de la ciudad se concentran dos de los restaurantes favoritos de los niños de bien, esos que llenan mi franja de reparto de frenéticas idas y venidas.