Tengo 50 años recién cumplidos, me encuentro en esa edad en la que ya no hay marcha atrás, todo cuanto tenía que aprender en esta vida lo hice en mi dilatada existencia. Desde joven he trabajado para sacar a mi familia adelante, con poco más de 15 años tuve que abandonar la escuela para empezar un oficio, a pesar de mis buenas notas y mi inteligencia, destacada por todos los maestros, tuve que adentrarme en el mundo laboral.
No había nacido señorito, estaba predestinado a ser engañado durante toda mi vida por aquellos que se creen más inteligentes, pero que no son más que estúpidos forrados con abrigos de dinero y que se sienten superiores a los demás por el simple hecho de haber nacido con los bolsillos llenos.
Mis comienzos no fueron demasiado buenos, no me terminaba por acostumbrar al horario laboral, aun así, fui uno de los alumnos destacados de mi maestro en la electricidad, llamémosle M. Al poco de estar aprendiendo el oficio con M, me ascendió a oficial, la verdad es que se me daba bien aquello, además no me costaba demasiado aprender nuevos métodos.