El sol sale por el este y se esconde por el oeste, o eso dicen, porque para un borracho con su resaca matutina sólo tiene un punto y se sitúa justo detrás de los ojos subiendo hasta el cerebro para despertarlo. Cuando mi cerebro despierta sólo tiene palabras de elogio para mi persona:
- Tu maldito hijo de puta deja de joderme.
Empezamos bien la mañana el sol bien alto y mi cerebro con ganas de hablarme. Tendré que callarlo y sólo se una manera, voy a visitar a mi amiga aurora.
Y ahí estaba ella bañada por el sol, reluciente, atrayente y provocadora como si me hubiera estado esperando todo este tiempo sólo a mí. Su vestido dorado sugería que la tocara sin que pudiera hacer nada para evitarlo, estaba totalmente cautivado por su tersura interrumpida solamente por su contorno suave y provocador. Ahí estaba ella, una moneda de un euro.
Por fin la suerte parece que me sonríe por una vez en la vida, justo el euro que me hacía falta para poder sacar tabaco. Los putos yonquis reprimidos de los políticos no saben cómo encarecerlo más para así poder sufragarse sus vicios exorbitantes.
- ¡Carles! Que haces aquí tan temprano si todavía no se ha ido tu amigo reluciente. Me dice aurora nada más entrar.
- Pues ya ves aurorita el puto vecino se podía ir a foyar a un hotel que no me deja dormir ni de día.
- Te lo tienes merecido Carles que te gusta mucho putearlo cuando llegas borracho de madrugada. Me dice aurora mientras seca los vasos que se van a ir llenando de desdichas y tristezas.
- No tengo culpa de que el inútil del constructor pusiera las mismas puertas en todo el edificio. Le digo mientras busco por mis bolsillos las otras monedas que deberían de estar.
- Cariño -me dice- vas tan puesto cuando te vas de aquí que no sabes ni dónde vives. Vas a sacar tabaco o no, que tengo que darle al botoncito y me estas mareando tanto meterte y sacarte las manos de los bolsillos. Parece que te la estas magreando. Se ríe a carcajadas mientras lo dice.
Su risa me provoca un asco indefinible, preferiría beberme el agua de un cenicero a volver a ver su boca ennegrecida por el desenfreno de su juventud en el que no faltaron drogas y sexo. Es hija de su tiempo, tras años de represión y estúpidos cánones de conducta inyectados por una parte de la humanidad que reprime sus sentimientos y su naturaleza, no podía tener una respuesta moderada y equilibrada, sólo podían llegar los excesos.
- No te rías de mí y ponme una caña mientras busco las monedas que me faltan anda aurorita.
- Nada de cañas Carles, tengo órdenes del jefe de que ni te deje entrar. Si te he dejado es porque me caes simpático. Me dice con una sonrisa pícara en el rostro.
- No jodas, pero si yo no debo nada aquí os pago regularmente todo lo que me tomo. Le dije sorprendido.
- Si lo sé Carles -me dice aurora- pero no te portas bien con la clientela y lo de anoche ya lo terminó de cabrear.
- ¿Lo de anoche?, le digo sorprendido mientras busco una moneda en mis calcetines. La muy hija de puta se había deslizado por los pantalones a través de un agujero del bolsillo.
- Carles, Carles, Carles, - dice con sorna aurora- sabía que esta mañana te lo tendría que contar todo, deja de hurgarte por todo el cuerpo un momento y siéntate aquí que te lo voy a contar anda majete. Me lo dice mientras me señala uno de los taburetes de la barra.
Que sepas qeu ayer salí a la calle y cagué con gusto.Guapísimo;)
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