Busca el mando que permite a la clientela acceder a uno de sus muchos vicios, en principio evita que los menores saquen tabaco en este tipo de establecimientos. Me gustaría que los lumbreras que pusieron esta traba vieran como los encargados del dichoso mando pasan de esta norma y han mecanizado una respuesta para esta situación. Escuchan, dale al mando, y sin mirar le dan y puedes acceder a la maquina. Mientras otros lo han solucionado poniendo el mando encima de la maquina y que cada cual le dé cuando vaya a sacar tabaco.
Decido penetrar a la maquina con la moneda que encontré en la calle hace unos minutos, cuál fue mi sorpresa que la máquina no la aceptaba.
- ¡Maldita maquina del demonio, trágate esta moneda de una vez!
- Trátala con cariño, me dice aurorita.
- ¿Con cariño? Le voy a dar una patada que voy a reventar todas sus entrañas.
- Tranquilo fiera, que esa máquina vale más que tu vida, vuelve a intentarlo, todo en esta vida se tiene que hacer con cariño.
- Si lo he intentado ya tres veces, dame cambio anda.
- Los siento Carles, pero tengo la caja vacía, anoche el viejo se llevo toda la pasta que había y estoy esperando a que venga con el cambio. Sólo tengo unos pocos billetes en la caja que dejó por si acaso.
- ¿Ves ese abuelete que está en el fondo? Me dice aurora señalando con un gesto de sus ojos en la dirección donde se encuentra el hombre.
- Sí, el que me mira fijamente desde que entré en el bar.
- Pues está esperando a que venga el jefe para que le dé el cambio de la copa que se está tomando.
La edad se abalanza sobre este hombre, da igual de donde vengas, quien seas, que poseas, la edad junto con la muerte es algo que no puede ser evitado y lo que único que podemos hacer es aceptarla con candidez y llevarlo lo mejor que podamos. Unos, en principio los más afortunados, viven el tránsito del tiempo rodeado de las personas a las que quieren. Otros intentan llegar al final de su vida de forma fugaz e indolora, para ello utilizan múltiples métodos para aturdir la conciencia, el alcohol es uno de los medios distinguidos para ello.
- Pues vaya suete la mía, porque cuando el jefe venga supongo que no me querrá ver aquí, ¿no?
- Pues va a ser que no señorito Carles, así que, vaya enfilando la salida del bar, mi jefe está a punto de llegar. Me guiña el ojo y me señala la salida.
- Me las piro entonces, no quiero que tengas problemas aurorita. Ya sabes dónde encontrarme cuando te aburras.
Bonita mañana que llevo, desde que encontré esta maldita moneda nada más que me pasan cosas malas. Al salir del bar miro a través del cristal y el hombre mayor me mira sonriendo y levantando la copa sonríe. No sé si lo hace burlándose de mí o saludándome, ya da igual seguramente no lo volveré a ver más.
El alquiler del piso vence en unos días y no tengo dinero para renovarlo, así que tendré que marcharme con mi maleta a otra parte. Tantas veces he tenido que hacer esto que se ha convertido prácticamente en un ritual, no hay problema en ello pero antes voy a desprenderme de mi mala suerte.
Sin más preámbulo cojo la moneda que encontré en el suelo y tras guardar las otras en el bolsillo que no está agujereado lanzo la moneda con todas mis fuerzas a lo largo de la calle. Observo como vuela brillante durante un breve período de tiempo antes de estrellarse contra la ventana de un edificio.
Hombre Jose!! te has creado un blog también! ahora te enlazo en mi blog personal que te siga. Y si pones para seguirte por correo electrónico te llegan las entradas a tu correo.
ResponderEliminarSaludos!!!