domingo, 14 de agosto de 2011

Relato Corto: “Crónicas de la taza del váter”


No recuerdo mi nacimiento, ni siquiera mi infancia. Solamente tengo vagos recuerdos de fuego y moldes. Mis primeras imágenes son las de un gran patio donde nos amontonaban a todos los compañeros unos junto a otros. Estábamos llenos de suciedad, insectos y el sol maltrataba nuestro cuerpo sin piedad.

Todos nos alegrábamos cuando uno de nosotros era llamado por nuestro dios. Aparecía rodando y con un gran gancho te elegía y subía a sus espaldas para salvarte del sufrimiento del patio comunal.

Era alegría y envidia lo que sentíamos cuando un compañero se iba, aunque realmente no sabíamos si nuestro dios era bueno o malo, ya que ninguno de nuestros compañeros volvía al patio comunal. Si te ibas era para no volver.

La única parte del día que nos sentíamos bien era cuando un señor equipado con una manguera nos rociaba con agua fresquita. Todos nos animábamos al sentir el líquido sobre nuestras cabezas, con que poco se nos hacía feliz.

Dios vino una tarde de mayo y me eligió a mí. No sabía que decir, que sentir, que hacer. Solamente me deje llevar y subí a su parte trasera, desde donde pude ver a todos mis compañeros, por primera vez me di cuenta de cuantos éramos. Es una sensación extraña, no esperas ser el elegido, estas inmerso en la rutina del patio comunal y ves como los demás se van yendo poco a poco. Solamente aceptas la realidad sin esperar nunca ser el elegido.

El viaje fue muy largo y debido a la cantidad de sensaciones vividas durante el día me quedé durmiendo profundamente. Al notar que no nos movíamos desperté de mi letargo, vi una iglesia justo delante de mía, mi nueva situación era un pequeño parque justo al lado de dos pequeñas calles.

Había tenido bastante suerte, me había tocado una calle muy transitada, desde donde podría ver muchísima gente y tratar con parte de ellos, además por lo que se podía apreciar desde mi situación, había muchos lugares de copas y seguro que por la noche también estaba animado.
Solo quedaba ponerme a funcionar, me sujetaron a mí alrededor para que no pudiera irme a los lados y ningún graciosillo me pudiera volcar. Me dejaron solo ante mi nuevo reto, estaba deseando que el primer cliente entrara dentro de mi habitáculo, además disponía incluso de papel.

El primer cliente se hacía de rogar, la espera se me hacía eterna. No sabía que podía entrar en mi interior, pero seguro que algo interesante iba a ocurrir. Es lo bueno de esta profesión, siempre te sorprendes con algo bueno. Llegó el momento que estaba esperando, la primera persona que iba a entrar en mi interior, ahí estaba, con su ropa andrajosa por el tiempo, su pelo estropeado por la suciedad y una mochila roída por los elementos.

Lo primero que hizo fue destrozarme el soporte para el papel y llevarse todo el papel que tenía, metiéndolo en el interior de su mochila. Después orinó por todo el suelo diciendo:

- Que te jodan puto alcalde, ahora sal otra vez diciendo que vas a luchar contra la pobreza. Me río en tu cara cabrón.

Tras decir esto salió dando un portazo. No sé quién es ese alcalde, pero yo no tengo la culpa de que a este señor le vayan las cosas mal. Me ha manchado y destrozado el interior, si hubiera podido le hubiera soltado una buena ostia para espabilarle, a ver que le parecía a el que le pegara yo por estar enfadado con otra persona.

Después de mi desastroso primer cliente vinieron muchos más a lo largo del día, es curiosa la diferencia entre hombres y mujeres a la hora de comportarse en un baño público. Había mujeres que incluso se subían encima de la taza para poder orinar, no las culpo hasta yo me estaba empezando a sentir sucio, la gente cuando trata con algo que no es de su propiedad intentan hacerle todo el mal posible. No se percatan de que estoy para beneficiar a todo el mundo y para salvar a muchos árboles y arbustos de la ciudad.

La noche es la que trae consigo las cosas más curiosas, en mi interior se han vivido toda clase de situaciones, desde encuentros furtivos entre parejas que se aman fugazmente, hasta yonquis que buscan un sitio privado para establecer su única relación verdadera. Todos deseaban estar bajo mi protección. Todos bendecían mi ser por estar en el sitio adecuado en el momento preciso, para eso me crearon.

Con las primeras luces del alba, el segundo día de mi nueva vida empezó sin percance alguno. Estaba cansado y abatido después de un primer día, un tanto peculiar. Pero sobre todo estaba realmente sucio y nadie se acercaría a mí en ese estado. Ninguna persona entró durante mi segundo día, un par de ellas hicieron el amago pero al ver mi interior se negaron, todas cerraban la puerta diciendo:

- Esto está hecho una mierda, que venga alguien a limpiarlo, ¡por dios!

Toda la ilusión que había acumulado en el patio comunal con mis compañeros se vino abajo durante el segundo día. Nadie se acercaba a mí, todo el mundo me despreciaba, me miraba con asco. Estaba deprimido y sabía que pronto alguien me arrancaría de mi sitio y me arrastraría hasta el cementerio. Nadie se preocuparía por mí.

- ¡Eh! ¡Tú! Responde

Gire la cabeza hacia donde venía la voz pero solo veía arboles.

- ¡Eh!, aquí, el árbol que tienes justo enfrente.

- ¿Un árbol? Me está hablando un árbol, flipante, no podía creer que un pino se dirigiera a mí.

- ¿Qué pasa? Tú eres un váter portátil y hablas, en tu paranoia todo es posible.

- Está bien, dime ¿qué quieres?, le dije al árbol

- No te preocupes por tu situación, que estoy escuchando tus lamentos tío, me dijo mientras movía sus ramas.

- No puedo despreocuparme, estoy sucio por dentro y tengo que prestar un servicio a los demás.

- Tranquilo pequeño, como tú han pasado unos cuantos por aquí, las fiestas acaban mañana y te podrás ir tranquilamente a casa.

- ¿Las fiestas?, le dije al árbol 

- Claro, los tuyos siempre vienen aquí para las fiestas que hacen los bichos de dos patas por estas fechas.

- Entonces…. ¿Qué me va a pasar después?

- Pues eso no lo sé pequeño, solo puedo decirte que en más de 30 años que estoy aquí, desde que viene los tuyos ninguno ha repetido de un año para otro. Me dijo el pino antes de callar para siempre. 

- ¿Dónde acabaré?

He visto culos de todo el mundo, además de actividades de dudosa reputación en mi interior. Nunca entenderé porqué las personas me ven como algo íntimo, algo personal, donde pueden hacer toda clase de cosas. Encima de mí han hecho el amor, muchísimas parejas. Yonquis se han picado, adolescentes han entrado a divertirse. Pero ahora que veo a nuestro dios acercarse a mí. ¿Qué será de mí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario