domingo, 5 de junio de 2011

Relato Corto:“Hogar, dulce hogar” Part. Final

Mi mujer tiene la fea costumbre de quitarme todo el dinero de la cartera para que no venga a sitios como este. Pero aprendida la lección ahora tengo un escondite en casa. Dejo el dinero dentro de los zapatos que llevo todos los días, así tengo la seguridad de que nunca lo encontrará.

- Tengo dinero suficiente, no te preocupes por eso.

Si alguien desconocido echara una ojeada a mí alrededor se daría cuenta de lo triste y lúgubre que puede llegar a ser este lugar, no por la ambientación del recinto en sí, tiene bastante luz natural combinada con una luz artificial que no permite esconder nada. Si no por los integrantes de un grupo curioso y heterogéneo de fracasados, perdedores y amargados que ahogan sus penas con el elixir de la inmoralidad que sirve la amiga aurora.

- Aurora acércate un momento.


- Ya te lo has acabado. Dice mientras se sitúa delante de mí pero al otro lado de la barra.

- No es eso aurora. Se han cargado un cristal de mi casa tirándole algo desde la calle, ¿Sabes de alguien que pudiera haber sido?

- Pues ni idea de quién pudo ser, por aquí pasan todos los locos del barrio. Lo único que te puedo decir es que todavía no ha salido ningún borracho de aquí. Están todos sentados en la barra intentando olvidar sus vidas.

- Muchas gracias Aurora, cóbrate anda que si no llego en breve a casa bajaran a por mí y no será agradable.

- Vaya un calzonazos estas hecho, me dice entre risas y dándome el cambio.

- Sabes bien que lo soy, pero por lo menos tengo comida caliente y ropa limpia.

- Prefiero vivir en un antro y trabajar en este bar antes de tener que vivir con el monstruo que tienes en casa.

- Anda no me fastidies más Aurora que bastante tengo con lo mío, nos vemos otro día. Saludo con la mano mientras salgo del bar.

La verdad es que tiene toda la razón esta golfa, pero ¿que hago?, llevo toda la vida con esta mujer y no puedo separarme de ella. No tengo trabajo, no tengo dinero ahorrado, ni siquiera tengo donde ir. Lo poco que poseo, si es que poseo algo, está en las manos de mi cancerbero. Vigila las puertas de mi infierno, pero no las de entrada sino las de salida.

Estoy llegando a casa y mi ánimo decae con cada paso que me acerca a mi tormento diario, ¿Qué puedo hacer para librarme de esto? Nada, sólo puedo beber y dejar que mi mente vague por el espacio sin rumbo fijo. Al pasar por el umbral de la puerta la poca autoestima que el whisky me facilitó se esfumó al ver a mi mujer acercarse a mí con su pesado cuerpo.

- ¿Has encontrado a ese hijo de puta?, me dijo mientras pasaba un trapo por el mueble del comedor.

- Nadie sabe nada, todo está muerto por ahí fuera.

- Lo suponía, la huelga de basureros está sacando a todo el mundo de la ciudad, los echaba a todos por gandules.

- ¿Has limpiado el destrozo?

- No soy tu chacha, soy tu mujer, así que no me des órdenes. ¿Estamos?

- No te he dado ninguna orden te lo he preguntado. Le dije mientras iba a la nevera a por una cerveza.

- Ya vas a por una cerveza, te tiras todo el día bebiendo cerveza. Sal y busca trabajo y sé un hombre.

- Ya estamos otra vez, déjame en paz anda.

- Déjame en paz, déjame en paz. No sabes hacer nada de provecho, he tenido que llamar yo al cristalero para que vengan a poner la ventana. Nos va a costar un ojo de la cara por culpa de algún gilipollas al que le sobra el dinero y se dedica a tirar euros a las ventanas ajenas.

- ¿Nos tiró un euro a la ventana?, por lo menos ha sido considerado y nos ha dejado una propina para pagar la ventana rota.

- Yo no le encuentro la gracia. Me dice mientras vuelve a la cocina.

Cojo el euro que utilizó mi mujer como escusa para otra discusión y lo lanzo por la ventana de nuevo. Lo devuelvo al lugar donde pertenece pensando en la suerte que tiene al poder salir de este lugar sin ninguna preocupación, sin ataduras, sin inconvenientes, sin explicaciones, en resumen, sin esposa.

Otro día más en mi vida, encadenado a la desidia y al desazón. Buscando la llave que me libere de mi prisión, pero sin esperanzas de encontrarla. Solo me queda esperar que mi vida acabe lo antes posible y me exima de la existencia material que me lleva al tormento eterno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario